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LA LECHE DE ANIMALES AL PASTOREO TIENE UNA GAMA MÁS

Por Roberto Rubino

UNA INVESTIGACIÓN MEXICANA HA DEMOSTRADO LA INFLUENCIA EN EL METABOLISMO.

 

La leche siempre ha formado parte de la nutrición humana y por sus características nutricionales se considera un alimento casi completo, es decir, capaz de aportar la mayoría de las sustancias que nuestro organismo necesita.

Sin embargo, la leche no solo no es siempre igual; sino que también se considera, en opinión general un alimento graso, para ser consumido con moderación. Muchos consumidores buscan alternativas a la leche entera a partir de los productos desgrasados ​​o semidesgrasados.

En los últimos años se han realizado numerosos estudios con el objetivo de identificar los factores que más inciden en la calidad de la leche. En particular, se prestó gran atención a la peculiar presencia en la leche de compuestos bioactivos como péptidos, CLA, ácidos grasos de cadena corta, PUFA y polifenoles capaces de tener un efecto beneficioso sobre la salud humana.

Su presencia en la leche depende principalmente del tipo de dieta que se asigne o se le permita seleccionar a los animales, ya que la mayoría de estas moléculas bioactivas se sintetizan o son biotransformadas en el animal a partir de precursores presentes en las plantas. Garantizar la abundancia de estos compuestos es la base de las estrategias a aplicar para obtener producciones de alta calidad.

Los ácidos grasos poliinsaturados, incluidos los diversos isómeros de ácido linoleico conjugado (CLA) y los polifenoles son conocidos por sus efectos beneficiosos sobre la salud humana, en particular, están implicados en la prevención de enfermedades metabólicas y cardiovasculares.

Estas propiedades fueron evaluadas en el estudio de Delgadillo-Puga et al. (2020), en el que los autores determinaron los efectos protectores de la ingesta de leche sobre frente a las anormalidades metabólicas derivadas de la obesidad inducida por dieta.

En este trabajo se administraron dietas altas en grasa (32%) en 4 grupos de ratones, de los cuales 3 (grupos I, II, III) recibieron hasta 60% de leche cabra caprina.

Los tres tipos de leche de cabra integrados en las dietas diferían en su composición en ácidos grasos y polifenoles según el sistema de alimentación adoptado (dieta convencional – dieta de pastore/ramoneo – dieta convencional con 30% suplemento de Acacia farnesiana). A continuación, los resultados obtenidos se compararon con un quinto grupo de ratones (grupo control o grupo V) con una dieta con tan solo 7% de grasa.

El objetivo de los autores fue comprobar cómo la integración de diferentes calidades de leche modifica los efectos derivados del estrés metabólico provocado por una dieta alta en grasas. Entre los muchos aspectos investigados, se decidió informar lo siguiente:

  • El aumento de peso
  • Los valores de triglicéridos
  • Resistencia a la insulina
  • Las características del tejido adiposo
  • El gasto energético
  • La prevención del hígado graso

Los resultados obtenidos muestran que la integración de la leche de cabra redujo el aumento de peso y específicamente en la masa grasa, así como el valor de los triglicéridos circulantes.

La resistencia a la insulina se midió con la prueba ipITT (prueba de tolerancia a la insulina intraperitoneal) cuyos resultados revelaron que los ratones alimentados con dietas suplementadas con leche de cabra (grupos I, II, III) tuvieron resultados comparables a los del grupo control (grupo V), mientras que fueron mas altos los valores de ratones con una dieta alta en grasas sin suplementación (grupo IV).

Estos resultados muestran que la leche de cabra reduce la intolerancia a la glucosa asociada a las dietas grasas, previniendo así la hiperinsulinemia.

Las características del tejido adiposo se analizaron mediante exámenes histológicos. De estos surgió una reducción significativa del tamaño de los adipocitos de los grupos de ratones con dietas enriquecidas con leche (grupos I, II, III) y un aumento relativo de la hidrólisis de triglicéridos, incluso mayor que el grupo control.

Todos los resultados mencionados anteriormente fueron particularmente evidentes en dietas enriquecidas con leche de cabra alimentada en pastoreo/ramoneo o con suplementos de los frutos de Acacia farnesiana. La razón de esta diferencia radica en la abundancia de polifenoles, MUFA y PUFA en este tipo de leches, que se manifiesta en la prevención de la obesidad y el síndrome metabólico

Los efectos beneficiosos de la leche de cabra sobre el perfil metabólico de los ratones, a pesar del consumo crónico de una dieta alta en energía, indican que la leche de cabra contiene moléculas particulares capaces de modular el metabolismo y las vías inflamatorias de varios órganos. Por tanto, el uso de leche de cabra, o más en general, la leche de animales alimentados en pastoreo/ramoneo, es una estrategia no farmacológica para mejorar las alteraciones metabólicas inducidas por una dieta alta en grasa.

En conclusión, los autores se preguntaron:

Para lograr los mismos efectos metabólicos positivos que se observaron en ratones, ¿cuál debería ser el consumo diario de un adulto promedio que pesa alrededor de 60 kg?

Aplicando el método basado en el cálculo de la superficie corporal se estimó que la dosis equivalente corresponde a 1.4 – 2.8 vasos (250 ml por vaso/día) de leche fresca de cabra por día.

Es importante subrayar que la leche consumida no debe ser descremada porque es en la fracción lipídica donde están presentes las sustancias responsables de los efectos positivos en la salud. Por lo tanto, al comprar leche y derivados, la elección no debe orientarse hacia un producto más magro o sin grasa, sino que se deben preferir alimentos de granjas extensivas o al menos capaces de garantizar una nutrición adecuada para los animales.