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EL INGRESO DE LOS HOGARES

Autores: Fernando Cortés Cáceres, Rosa Ma. Rubalcava Ramos

La información sobre ingreso que publican los censos de población a partir de 1970, suele no usarse para estudiar la distribución del ingreso en México. Según nuestro entender ello obedece a dos razones principales.

La primera es que las publicaciones oficiales dan a conocer el ingreso de cada persona, es decir proporcionan información respecto al ingreso personal, en tanto que las investigaciones realizadas en el país durante los últimos lustros han privilegiado el análisis de la distribución del ingreso de los hogares. Esto ha llevado a explotar intensivamente los datos de las encuestas nacionales de ingresos y gastos de los hogares (ENIGH).

El otro obstáculo radica en que se supone que la variable ingreso del censo es sistemáticamente menor que las percepciones efectivas. No es poco habitual el argumento que sostiene que Jos entrevistados tienden a declarar menos ingresos que los que perciben. Sin embargo, también se afirma que el ingreso que reporta el censo sobreestima los valores bajos y subestima los altos. Esto se debería a que las personas de menores ingresos tenderían a responder haber ganado más que lo que realmente percibieron, mientras que los de mayores ingresos declararían menos. Estas ideas han tenido tal peso que en la mayoría de las encuestas que suelen levantar los científicos sociales, se evita preguntar el ingreso o bien se da al entrevistado la opción de elegir entre intervalos de ingreso.

El obstáculo que limita el uso de la información censal debido a que se refiere a individuos deja de tener vigencia en la medida que el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) ha promovido el acceso de los investigadores a los microdatos, quienes ahora cuentan además con todos los recursos necesarios para construir, a partir de ellos, las variables de hogar.

La segunda razón que se esgrime para no utilizar los datos censales en el análisis de la distribución del ingreso no tiene asidero firme y debe ser objeto de investigación. Afortunadamente, en la actualidad es posible tener una primera aproximación acerca de la calidad de la variable ingreso en el censo por la concurrencia de dos hechos: (i) el tiempo que medió entre la ENIGH 89 y el Censo de 1990 es sólo de unos cuantos meses (el levantamiento de la ENIGH se hizo en los meses comprendidos entre julio y noviembre de 1989 y el Censo se levantó en marzo de 1990) y (ii) la política de difusión de la información seguida por el INEGI permitió el acceso a una muestra del uno porciento del Censo de 1990 y a los microdatos de la ENIGH 89.

En lugar de someter a prueba la con fiabilidad del instrumento de registro censal, lo que ya fue hecho por los encargados de levantar el Censo 90, seguiremos el camino indirecto de comparar la variable ingreso del Censo 90 con los datos proporcionados por la ENIGH 89. Sabemos que esta última subvalúa el ingreso total. Subvaluación particularmente importante en lo que se refiere a la declaración de la renta empresarial y renta de la propiedad en los sectores de mayor ingreso (Henández Laos E., 1992: 87) lo que en ocasiones hace necesario ajustare! ingreso a cuentas nacionales (Altimir O., 1983). Sin embargo, indudablemente esta Encuesta es la mejor fuente disponible para estudiar el ingreso de los hogares y por lo tanto la usaremos como base de comparación.

Con la intención de identificar qué componentes del ingreso capta la pregunta censal, desarrollamos en la primera sección un análisis comparativo de Jos datos de ingreso del Censo 90 con los de la ENIGH 89. Después de presentar la distribución del ingreso censal por deciles, realizamos algunas comparaciones con los datos de la publicación oficial de la ENIG H 89. Posteriormente, nos centramos en el análisis de los microdatos de la ENIGH 89, buscando la equivalencia del ingreso censal con un subconjunto de componentes del ingreso reportado por ENIGH 89. Esta tarea se aborda tanto en el plano de la definición de los conceptos como en el comportamiento estadístico de las distribuciones.

En la segunda sección establecemos el contraste entre las mediciones de desigualdad calculadas a partir del ingreso del Censo 90 y el ingreso de la ENIGH 89 a través de los bien conocidos índices de Gini. Este procedimiento nos permite calibrar la medición de la desigualdad en la distribución del ingreso censal y utilizamos las conclusiones de la segunda sección para hipotetizar respecto a los factores que provocan las diferencias. Por otra parte, también nos guía el interés metodológico de formamos alguna idea del orden de subestimación de la desigualdad medida por el índice de Gini, al usar datos agrupados en deciles en vez de los datos originales, y examinar en un caso concreto el efecto que tiene sobre la medición de la desigualdad el controlar por el tamaño de los hogares así como por la composición por edades y sexo de sus miembros.

En la tercera sección presentamos la distribución regional del ingreso. según las regiones construidas específicamente para el proyecto de las Monografías Censales. México 1990 (MOCEMEX 90).

La cuarta inicia con un análisis de la distribución de los ingresos masculinos y femeninos de los hogares y continúa con la desigualdad por sexo de los jefes. Remata con una aproximación de género.

En la quinta sección examinamos la relación entre el ingreso y la educación del hogar, aproximándonos a ésta a través de diversos indicadores referidos bien sea al jefe o a varios de sus miembros mediante índices resumen.

La sexta y séptima secciones se dedican al examen de la inequidad en los grupos sociales tradicionalmente más desvalidos: los indígenas y los hogares del sector rural.

A continuación sistematizamos las principales conclusiones que se derivaron del estudio y, finalmente, incluimos un Apéndice que proporciona los elementos estadísticos mínimos necesarios para interpretar los resultados que se entregan a lo largo del texto.