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EL ESTADO DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA Y LA NUTRICION EN EL MUNDO

UNICEF

TRANSFORMACIÓN DE LOS SISTEMAS ALIMENTARIOS EN ARAS DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA, UNA MEJOR NUTRICIÓN Y DIETAS ASEQUIBLES Y SALUDABLES PARA TODOS

 

PROLOGO

El mundo atraviesa una coyuntura crítica. La situación actual es muy distinta de la de hace seis años, cuando se comprometió a cumplir el objetivo de poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición para 2030. En aquel entonces, comprendíamos que los desafíos eran considerables, pero éramos optimistas y creíamos que, si se adoptaban los enfoques de transformación adecuados, podían acelerarse a escala los progresos anteriores para encaminarnos al logro de ese objetivo. No obstante, las cuatro últimas ediciones de este informe han sido una lección de humildad. En general, el mundo no ha avanzado bien hacia el cumplimiento de la meta 2.1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), dirigida a asegurar el acceso de todas las personas a una alimentación sana, nutritiva y suficiente durante todo el año, ni de la meta 2.2 de los ODS, orientada a erradicar todas las formas de malnutrición.

En el informe del año pasado se subrayaba que la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) estaba teniendo un efecto devastador en la economía mundial, al provocar una recesión sin precedentes, desconocida desde la Segunda Guerra Mundial, y que la seguridad alimentaria y el estado nutricional de millones de personas, entre ellas niñas y niños, se deterioraría si no adoptábamos medidas de inmediato. Lamentablemente, la pandemia sigue revelando deficiencias de nuestros sistemas alimentarios que amenazan la vida y los medios de subsistencia de personas de todo el mundo, sobre todo de las más vulnerables y de las que viven en contextos frágiles.

En el informe de este año se estima que en 2020 padecieron hambre en el mundo entre 720 y 811 millones de personas, 161 millones más que en 2019. En 2020, casi 2 370 millones de personas carecieron de acceso a alimentos adecuados, lo que representa un incremento de 320 millones de personas en solo un año. Ninguna región del mundo se ha librado. A raíz del elevado costo de las dietas saludables y de la persistencia de los altos niveles de pobreza y desigualdad de ingresos, las dietas saludables siguieron resultando inasequibles para unos 3 000 millones de personas en todas las regiones del mundo. Además, conforme al nuevo análisis que se recoge en este informe, el hecho de que las dietas saludables sean cada vez menos asequibles se relaciona con mayores niveles de inseguridad alimentaria moderada o grave.

Todavía no es posible cuantificar por completo el efecto de la pandemia de la COVID-19 en 2020, pero nos preocupa que muchos millones de niños menores de cinco años se hayan visto afectados por retraso del crecimiento (149,2 millones), emaciación (45,4 millones) o sobrepeso (38,9 millones). La malnutrición infantil sigue representando un problema, en especial en África y Asia. La obesidad en adultos sigue aumentando, sin que se observen indicios de cambio en la tendencia mundial o regional. La labor dirigida a erradicar la malnutrición en todas sus formas se ha visto obstaculizada por perturbaciones en las intervenciones esenciales en el ámbito de la nutrición y por los efectos negativos en los hábitos alimentarios durante la pandemia de la COVID-19. Por lo que se refiere a la salud, la interacción entre la pandemia, la obesidad y las enfermedades no transmisibles relacionadas con la alimentación ha puesto de manifiesto que es urgente garantizar el acceso a dietas asequibles y saludables para todos. Esa multiplicidad de reveses resta visibilidad a algunos logros importantes, como el aumento de la prevalencia de la lactancia materna exclusiva en menores de seis meses de edad.

La situación podría haber sido peor sin las respuestas de los gobiernos y las impresionantes medidas de protección social que se han implantado durante la crisis desencadenada por la COVID-19. Sin embargo, las medidas dirigidas a contener la propagación de la pandemia han dado lugar a una recesión económica sin precedentes, pero además hay otros importantes factores que subyacen a los recientes reveses en el ámbito de la seguridad alimentaria y la nutrición. Entre ellos, cabe mencionar los conflictos y la violencia imperantes en muchas partes del mundo, así como los desastres relacionados con el clima en todo el planeta. En vista de las interacciones actuales y pasadas de dichos factores con las desaceleraciones y debilitamientos de la economía, así como de los niveles de desigualdad altos y persistentes (en algunos países, en aumento), era de esperar que los gobiernos no pudieran impedir que se materializara la peor situación posible en el ámbito de la seguridad alimentaria y la nutrición, ni que millones de personas resultaran afectadas en todo el mundo.

Así pues, el mundo atraviesa una coyuntura crítica, no solo porque debemos superar desafíos de mayor entidad en la labor de erradicación del hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición, sino también porque, al haber quedado ampliamente expuesta la fragilidad de nuestros sistemas alimentarios, tenemos la oportunidad de construir un futuro mejor y encarrilarnos hacia la consecución del ODS2. En el marco de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios 2021 de las Naciones Unidas, que se celebrará a finales de este año, se presentarán una serie de medidas concretas que pueden adoptar las personas, los agentes de los sistemas alimentarios y los gobiernos de todo el mundo para propiciar una transformación de los sistemas alimentarios mundiales. Debemos aprovechar el impulso que ya han generado los preparativos de la Cumbre y seguir acumulando pruebas en relación con las intervenciones y los modelos de participación que más favorecen la transformación de los sistemas alimentarios. Con el presente informe se pretende contribuir a esta labor de ámbito mundial.

Somos conscientes de que la transformación de los sistemas alimentarios para que proporcionen alimentos nutritivos y asequibles para todos, y para que resulten más eficientes, resilientes, inclusivos y sostenibles ofrece varios puntos de entrada y puede contribuir a avances en los distintos ODS. Los futuros sistemas alimentarios deben ofrecer medios de vida dignos a quienes trabajan en ellos, en particular a los pequeños productores de los países en desarrollo, que son quienes cosechan, elaboran, envasan, transportan y comercializan nuestros alimentos. Los futuros sistemas alimentarios también deben ser inclusivos y promover la plena participación de los pueblos indígenas, las mujeres y los jóvenes, tanto a título individual como por conducto de sus organizaciones. Las futuras generaciones solo prosperarán como agentes productivos y fuerzas rectoras de los sistemas alimentarios si se toman medidas decisivas para garantizar que se deje de privar a los niños de su derecho a la nutrición.

Aunque esta transformación más amplia de los sistemas alimentarios es actualmente objeto de atención mundial, en el informe se indican las vías de transformación necesarias para abordar de forma concreta los principales factores que subyacen al reciente auge del hambre y la desaceleración de los progresos en el camino a reducir todas las formas de malnutrición. En este informe se reconoce que estas vías de transformación solo surtirán efecto si contribuyen a crear determinadas condiciones, en particular creando oportunidades para la población tradicionalmente marginada, fomentando la salud humana y protegiendo el medio ambiente.

Para encaminarse hacia la erradicación del hambre y todas las formas de malnutrición será preciso pasar de las soluciones basadas en compartimentos estancos a soluciones integradas basadas en sistemas alimentarios, así como impulsar políticas e inversiones que aborden de inmediato los problemas mundiales que afectan a la seguridad alimentaria y la nutrición.

Este año ofrece una oportunidad singular de promover la seguridad alimentaria y la nutrición mediante la transformación de los sistemas alimentarios en el marco de la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios 2021 de las Naciones Unidas, la Cumbre sobre Nutrición para el Crecimiento y el vigesimosexto período de sesiones de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Los resultados de estos acontecimientos sin duda determinarán las medidas que se adopten durante la segunda mitad del Decenio de las Naciones Unidas de Acción sobre la Nutrición. Estamos firmemente decididos a aprovechar la oportunidad sin precedentes que ofrecen estos acontecimientos para generar compromisos dirigidos a transformar los sistemas alimentarios para erradicar todas las formas de inseguridad alimentaria y malnutrición y ofrecer dietas asequibles y saludables para todos, así como a construir un futuro mejor después de la pandemia de la COVID-19.

 

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