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EL ESTADO DE LAS GUÍAS ALIMENTARIAS BASADAS EN ALIMENTOS EN AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) definen las guías alimentarias basadas en alimentos como la expresión de principios de educación nutricional en forma de alimentos cuyo propósito es educar a la población y guiar las políticas nacionales de alimentación y nutrición así como a la industria de alimentos (OMS y FAO, 1998). Las guías alimentarias traducen las metas nutricionales establecidas para la población en mensajes prácticos, a la vez que toman en consideración los factores sociales, económicos y culturales, así como el ambiente físico y biológico.

La Conferencia Internacional sobre Nutrición, organizada por la FAO y la OMS en Roma en 1992, identificó estrategias y acciones para mejorar el estado nutricional y el consumo de alimentos en el ámbito mundial. El Plan de Acción Mundial para la Nutrición, adoptado por los países en dicha conferencia, incluyó una sección titulada Fomento de dietas y modos de vida sanos en la cual los gobiernos fueron instados a proveer orientación al público elaborando guías alimentarias para diferentes grupos de edad y estilos de vida de las poblaciones de cada país (FAO, 1992). En respuesta a estos compromisos, la FAO ha venido apoyando a los países en la elaboración de sus guías alimentarias a través de la publicación de documentos técnicos, de la asistencia técnica directa y del intercambio de experiencias y conocimientos sobre el tema, en forma presencial y virtual.

Como preparación para la segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición, que se celebrará en Roma en noviembre de 2014, la FAO ha realizado el presente estudio para conocer la situación actual de las guías alimentarias basadas en alimentos en los países de América Latina y el Caribe y así identificar las lecciones aprendidas y las áreas prioritarias de asistencia técnica a los países en relación con la elaboración, implementación, evaluación y actualización de las guías alimentarias.

La información se recopiló por medio de un cuestionario que fue completado por los responsables de las guías alimentarias en sus respectivos países, quienes también enviaron copias electrónicas de las guías y otros materiales educativos desarrollados para difundir el contenido de estas.

Se contactaron 32 países y se obtuvo respuesta de 27, de los cuales tres no se consideraron por no contar con guías alimentarias como tales. De esta manera, la muestra estuvo constituida por 24 países, 15 de América Latina y el Caribe hispanohablante (Cuba y República Dominicana) y 9 del Caribe de habla inglesa. Los resultados de este estudio muestran que la mayoría de los países de América Latina publicaron sus guías alimentarias entre los años 1997 y 2001, mientras que los países del Caribe lo hicieron entre los años 2002 y 2010.

Para la elaboración de las guías alimentarias, la mayoría de los países encuestados reportan haber constituido comisiones nacionales o interinstitucionales de guías alimentarias. En el proceso de elaboración se siguieron etapas similares, tomando en cuenta el perfil epidemiológico de la población, los alimentos (por ejemplo, disponibilidad, costo, acceso, consumo y composición química de los mismos), así como los patrones alimentarios. A estos criterios se incorporaron elementos de antropología social que permiten adaptar las guías alimentarias al contexto de la población.

En 19 de los países las guías alimentarias están reconocidas oficialmente por el Ministerio de Salud o por varios ministerios, lo que facilita su inclusión en los programas ejecutados por el sector público y privado.

Los objetivos y mensajes de las guías alimentarias han girado su orientación de prevención de la desnutrición y deficiencias de micronutrientes a la prevención de la obesidad y las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT). Los mensajes que se repiten con mayor frecuencia están relacionados con la moderación en el consumo de grasas, sal, azúcares y alcohol; la promoción del consumo de una alimentación variada; el aumento en el consumo de vegetales, frutas y agua; así como el fomento de la actividad física. Esto refleja la transición nutricional que enfrenta la región.

Un punto importante que hay que resaltar es que usualmente las guías usan términos ambiguos como “aumentar”, “moderar” o “disminuir” el consumo de ciertos alimentos, sin especificar cantidades ni tamaños de porciones, lo que dificulta que la población entienda exactamente la cantidad recomendada y, por ende, las ponga en práctica.

La mayoría de los países (15) cuentan con planes de implementación que no incluyen estrategias integrales de comunicación. Cuando estas existen, faltan apoyo político y recursos para ejecutarlas.
La evaluación de las guías alimentarias es uno de los puntos más deficientes: únicamente ocho países han realizado algún tipo de evaluación, más enfocada al proceso que al impacto, y en grupos pequeños de población.

Se puede afirmar que los países, con la debida asistencia técnica, han logrado superar los desafíos de la elaboración de las guías alimentarias. La experiencia ha demostrado que contar con una metodología validada, que detalla las fases e instrumentos que se deben utilizar, ha sido un elemento clave en la elaboración de las guías alimentarias basadas en alimentos en la región. Con base en esto, sería recomendable que se elaboren lineamientos generales para la implementación y evaluación de las guías alimentarias que orienten el quehacer de los países en estos rubros.

Si bien se reconoce que la diseminación de información por sí misma (en este caso, de los mensajes de las guías) no logra un gran impacto en la adopción de hábitos alimentarios saludables, está demostrado que las intervenciones para la promoción de una alimentación adecuada tienen más éxito cuando se usa una combinación de estrategias educativas y se abordan los determinantes y barreras para la adopción de las conductas deseadas (Contento, 2011). Es por ello que se recomienda que los países desarrollen estrategias integrales de implementación que contemplen campañas informativas para el público e intervenciones educativas a nivel del individuo para desarrollar en ellos las habilidades necesarias para elegir y mantener una adecuada alimentación, unidas a intervenciones a nivel del entorno social que faciliten la adopción de conductas alimentarias saludables, e intervenciones a nivel de los tomadores de decisiones (ámbitos nacional, regional o local) que posibiliten la formulación de políticas y normativas que promuevan los hábitos y un ambiente alimentario saludable.

Asimismo, se identifican como actores clave a la industria de alimentos en la formulación de alimentos saludables y a los medios de comunicación para la divulgación masiva de los mensajes de las guías alimentarias.

El presente estudio fue completado con una búsqueda bibliográfica de los artículos publicados en los últimos 10 años en América Latina y el Caribe en relación con las guías alimentarias basadas en alimentos que evidenció que se han realizado y publicado pocas investigaciones en esta área.

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Etiquetas: guias clinicas

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