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Alternativas alimentarias: producción/consumo solidario y sobre todo justo

Autor: Gabriel Saucedo Arteaga

Agradecimientos a: Salvador Ortiz Gutiérrez

En Latinoamérica y el Caribe, hay un movimiento agroecológico (MAELA), que articula a organizaciones campesinas de pequeños y medianos productores familiares, comunidades indígenas, comunidades sin tierra, de mujeres y jóvenes rurales, de consumidores y organizaciones sociales, que defienden la agroecología campesina y familiar. En Estados Unidos las familias también están gestando el uso de terrenos para cultivar sus alimentos; Reino Unido tiene una tradición heredada de la guerra: dig for victory, en donde la hortaliza era/es una actividad familiar, de seguridad alimentaria. En España los huertos sociales son una realidad que cada día tiene más importancia y el cultivo de la hortaliza frente a la casa, es parte del paisaje de las ciudades pequeñas.

Paradójicamente, la agricultura orgánica –  libre de modificaciones genéticas, residuos tóxicos, aguas negras, radiaciones- fue una demanda de familias y compañías de países industrializados: Canadá, Francia, Alemania y Estados Unidos. Esta demanda estaba basada en el conocimiento sobre la importancia de la protección ambiental y el cuidado a la salud. En México, la agricultura orgánica también fue reclamo de grupos extranjeros que solicitaron productos a campesinos indígenas, por tener una agricultura tradicional, libres o con menos insumos químicos. El café orgánico se empezó a cultivar en comunidades indígenas de Oaxaca, Chiapas y en Puebla, hasta llegar a ser importante generación de divisas y crecimiento de superficies cultivadas; las exportaciones fueron dirigidas hacia a países como Holanda, Japón, Inglaterra, Suiza entre otros. Esta iniciativa también promovió la producción, para el  desarrollo de mercados domésticos para el  consumo local de una variedad de productos a pequeña escala.

Actualmente existen redes de tianguis y mercados orgánicos, con proyectos distribuidos por el país, así como otras iniciativas de productos locales[1] que pretenden: a) Conectar a la población del campo, con la ciudad. b) Promover la agricultura, el consumo de alimentos orgánicos y el mercado regional; c) Ofrecer alimentos sanos a precios más justos para productores y consumidores. d) Crear conciencia ecológica y social para producir y consumir en forma responsable. Además, estos mercados y tianguis pueden considerarse como espacios de relaciones, aprendizaje, convivencia y desarrollo; son sitios para cursos y talleres, que promueven la agricultura orgánica, el cuidado del ambiente y el consumo responsable; así como de difusión cultural y actividades artísticas.

Estas organizaciones comparten algunos conceptos, como el: consumo responsable y solidario. Este supone conocimiento de las implicaciones sociales y ambientales que tiene el consumo cotidiano; tomar en cuenta que se puede contribuir a cambiar, con las acciones diarias, lo que parece socialmente injusto y ecológicamente no sustentable. Este tipo de  consumo implica la relación de tres aspectos: ecológicos, económicos, sociales. Es también un consumo ético/crítico/solidario/ecológico. Ético: Considera el respeto por el ambiente, la naturaleza y los animales. Crítico: Buscar y exige información sobre las condiciones de elaboración (ecológicas y sociales) de los productos y servicios, así como de la forma de actuar de la empresa, y basar la elección de los productos, no solo en el precio o la marca. Solidario: se preocupa por las implicaciones sociales que hay detrás de un producto, servicio o empresa. Ecológico: considera el impacto ambiental del consumo en todas sus vertientes; la agricultura ecológica y las energías limpias. Además toma en cuenta la cadena de producción-consumo; hace que quienes consumen el producto final, cuestionen por la forma en que éste llega a sus manos y lo que sucede con él, una vez que lo han terminado de usar y lo desechan: es decir, los residuos ocultos detrás del consumo.

De manera más específica se han señalado los principios de solidaridad: igualdad  para satisfacer de manera equilibrada los intereses respectivos de todas las personas de la empresa o de la organización. Empleo: estable y acceso a este, a personas desfavorecidas o poco cualificadas. Condiciones de trabajo digno y una remuneración justa a cada miembro del personal, que estimule su desarrollo personal y su toma de responsabilidades. Ambiente: acciones, productos y métodos de producción no perjudiciales para el ambiente, a corto o largo plazo. Favorecer la cooperación, en lugar de la competitividad, dentro y fuera de la organización. No lucrativo, su fin es la promoción humana y social, no la obtención de beneficios; no para provecho particular, sino para la sociedad, mediante el apoyo a proyectos sociales, a nuevas iniciativas solidarias o a programas de cooperación al desarrollo, entre otros. Cooperación con otras organizaciones que afrontan diversos problemas del territorio. Otra gama de conceptos pueden encontrarse es las webs, blogs o Facebooks de las organizaciones, en especial sobre la salud, alimentación saludable, seguridad alimentaria.

Agroecologístas, ambientalistas, campesinos y grupos urbanos

Permacultura es un sistema de diseño de  medios ambientes humanos sostenibles; dedicada al diseño ecológico de áreas productivas capaces de sustentar a familias, comunidades e incluso regiones de un modo integral, reciclando nutrientes, residuos y aprovechando la energía al máximo de bajo consumo. Sistema de diseño integral para implementar asentamientos humanos productivos, de forma sostenible, y bellos que respetan la naturaleza.

Muchos caminos apuntan a la Universidad Autónoma de Chapingo, como una referencia a buena parte de este movimiento, o el rumor simplemente ha hecho eco en Texcoco[2]. Tradicionalmente los egresados de esta universidad han mantenido una estrecha relación con las causas justas, alternativas, novedosas y en espacial con los campesinos mexicanos. El apoyo técnico, científico y social de Chapingo ha logrado la organización y desarrollo de proyectos sociales como las cooperativas de productores; sin duda muchas iniciativas fueron exitosas, algunas ya se agotaron y muchas más están en proceso, encaminadas y acompañadas por jóvenes estudiantes y profesionales entusiastas. Así, muchos y diversos técnicos/expertos se han sumado en el camino o simplemente los caminos se han encontrado, compartieron o complementaron sus experiencias, necesidades, intereses y principios. Varias historias concuerdan de que al menos son cuatro centros y grupos de iniciativas que pueden distinguirse claramente: Chapingo, Guadalajara, Xalapa y Oaxaca[3]. A partir de ahí, el rumor se ha esparcido por mas de diez estados y en cada uno hay experiencias varias; en la Ciudad de México hay grupos apoyados por estudiantes de las carreras de agronomía, veterinaria, ingeniería industrial, biología, asociaciones civiles e iniciativas de gobierno federal y de la ciudad. Si bien comparten conceptos y principios, cada grupo los opera y matiza de acuerdo a sus objetivos, recursos: experiencia, conocimientos o desarrollo.

Uniones de productores y Asociaciones civiles: hacia la permacultura

Con seguridad en México existen varias experiencias que han alcanzado mayor desarrollo/complejidad y que de alguna manera también han hecho suyos los conceptos de producción y consumo responsable/solidario. A continuación se describen solo dos experiencias distintas pero muy cercanas a lo que se conoce como permacultura.

En 1977 surge la “Unión de Pequeños Productores de la Sierra” y en 1980 se constituyeron en la sociedad cooperativa con personalidad legal, que les permitió relacionarse con instancias gubernamentales, comerciales y bancarias. La Tosepan Titataniske, agrupa en 2013,  5 mil 800 socios de 60 comunidades localizadas en seis municipios de la Sierra Norte de Puebla. En ellas e existen tres mil 200 productores de café, dos mil 800 pimenteros, mil 200 mujeres con 800 proyectos propios, 80 familias artesanas y 600 jornaleros. Actualmente tiene una estructura y compleja organización, que atiende problemas de administración, capacitación, vigilancia; desarrollo de la mujer, producción,  agricultura, ecoturismo, servicios a la comunidad, caja de ahorro/crédito, vivienda y servicios a la comunidad. La organización planea con base en conceptos y procesos técnicos-científicos. Transita hacia una caficultura y viviendas sustentables y una organización agropecuaria integral y regional.

Constituida como una sociedad de solidaridad social, Ecosta, es una organización de campesinos que desde 1993 ha logrado realizar 43 proyectos y acciones de conservación de los recursos naturales y el desarrollo comunitario, en 21 comunidades del municipio de San Pedro Tututepec, en la Costa de Oaxaca. Han participado 2 mil campesinos indígenas, mestizos, afromexicanos -niños, mujeres, adultos y profesionistas-. Trabaja bajo la concepción de manejo de la cuenca, con acciones desde los 1200 m/s/n/m hasta el mar y el complejo lagunar Chacahua. Tiene principal interés en la capacitación de sus participantes para la búsqueda de alternativas; en  cuatro áreas de trabajo: agrícola, fauna y ganadería diversificada, forestal y social. Cada una de sus áreas es manejada de manera integral. Todas las actividades tienen un fuerte componente técnico, social y ecológico; y son difundidas por medios diversos, desde los trípticos, vídeos, la radio o el internet.  Ha logrado conformar un esquema de microfinanciamiento para fomentar el ahorro familiar y las inversiones hacia pequeños proyectos en donde se fortalece las cadenas de confianza. Finalmente llama la atención el fondo de apoyo alimentario, para que unas 400 familias produzcan sus propios alimentos y sus excedentes sean comercializados grupalmente. Posiblemente una de las últimas actividades e iniciativas ha sido el tianguis ambiental Itayata, en donde se promueve: la economía local, la producción sin agregados químicos, las semillas criollas, los animales sin hormonas, la medicina tradicional, talleres, fortalecer la cultura regional: comprar, intercambiar, enseñar y aprender.

Iniciativas y experiencias en el siglo xxi

Tianguis y mercados/orgánicos es un sistema de intercambio y comercialización de productos; cumple con las características de un producto orgánico, además de aplicar la teoría del consumo responsable. Los productores siguen lineamientos para: la obtención de materias primas, su procesamiento y elaboración-, almacenamiento y distribución, todo esto bajo un proceso de reconocimiento y certificación de producto realmente orgánico. El objetivo es distribuir los productos y fomentar la cultura del consumo orgánico, local/regional  en parques, plazas públicas, estacionamientos, jardines, entre otros. Los productores pasan por un proceso para evaluar si cumplen con el perfil para ofrecer sus productos en dicho lugar. Además los organizadores buscan llevar a cabo tareas de educación y capacitación permitiendo que mas productores obtengan el estatus necesario para integrarse al grupo. Bajo los ideales del consumo responsable, buscan beneficiar al productor y al consumidor por igual. Actualmente hay alrededor 40 organizaciones y unos 100 sitios de comercialización, distribuidos en diez o más entidades federativas.

Tianguis y mercados ecológicos, fomentan también el consumo responsable. Estos mercados se encuentran en diferentes regiones tanto urbanas como rurales; en las primeras responde más a un estilo de vida más sano, consumo de lo natural, de un grupo de consumidores de estrato socioeconómico medio. En el área rural, es claro el beneficio para el productor y su relación con los consumidores; con un sentido de seguridad alimentaria. Ocupan espacios públicos, de manera permanente o por rotación. La variedad de productos incluyen principalmente los alimentos naturales –verduras y frutas- las conservas, quesos, yogurt, confitados, productos de panadería e incluso vino o cerveza; además de jabones, perfumes, composta, semillas, flores y otros. No son productos estrictamente orgánicos, pero sí elaborados artesanalmente, a pequeña escala y bajo una filosofía de respeto, cuidado ambiental y comercio justo.

Los huertos urbanos –escolares, traspatio o comunitarios- son parte de una estrategia para garantizar la seguridad alimentaria, desarrollar una conciencia de responsabilidad social y ambiental e integrar a la sociedad mediante la participación comunitaria. Es una técnica de cultivo de hortalizas para el autoconsumo en espacios desaprovechados del paisaje urbano: casas, edificios públicos, parques o terrazas, jardines o azoteas. Comparten la filosofía del consumo responsable, conocimiento e interés por el cuidado ambiental y conciencia social. Otra corriente más reciente comprende acciones del gobierno para brindar alternativas de participación ciudadana en materia de alimentación, medio ambiente e integración comunitaria. Con programas diversos el gobierno instala los huertos en zonas de alta marginación -dentro de unidades habitacionales y escuelas principalmente-. Los huertos quedan bajo el cuidado y responsabilidad de la comunidad, lo que genera un fenómeno importante de interacción entre sus habitantes, además del beneficio por los alimentos, e ingreso económico por la venta de las hortalizas. Los huertos escolares tienen como conceptos centrales la relación entre el campo, la educación y la salud y un especial énfasis en las frutas y verduras mexicanas.

Consumidores responsables y solidarios

Han empezado a surgir propuestas de cooperativas para el consumo, que buscan “formar un mercado alternativo para satisfacer las necesidades de consumo de las familias que integran la cooperativa, al adquirir colectivamente alimentos y otros productos básicos de calidad, a un precio justo para el productor y el consumidor, bajo una lógica de sustentabilidad y economía solidaria…” Su filosofía se basa en los modelos de soberanía alimentaria, economía solidaria y comercio justo, con una visión integral para el cooperativismo; asumen el compromiso de hacer un consumo consciente, responsable y justo. Además de la compra colectiva de alimentos, la cooperativa puede dar: a) apoyo en proceso de compra venta: contacto con los productores, entrega de alimentos a los cooperativistas y administración; b) Elaborar material informativo sobre los alimentos; c) Visitas a las parcelas de los agricultores para observar y aprender sobre la producción de los alimentos que se van a consumir;  d) Talleres o cursos sobre alimentación, cooperativismo y economía solidaria.

Comentarios finales

Somos expertos en estudiar y reconstruir el pasado, que ya no existe más. Las experiencias e historia de la alimentación en estos ejemplos,  señalan la urgencia de desarrollar metodologías y proyectos para estudiar y planear los próximos 10, 100 o 1000 años: que tampoco existen.

En las primeras dos experiencias descritas, al parecer desde sus inicios han contado con una identidad de grupo/cultura, apoyo técnico sostenido y actualizado; han desarrollado una diversificación económica, acceso a créditos dentro de un ecosistema de gran capacidad. En su experiencia se han encontrado, adaptado e incorporado conceptos que fortalecen su desarrollo y les dan perspectivas futuras, como la permacultura. 

Las alternativas alimentarias de producción, distribución y consumo, a pequeña escala, son una opción que cae en el campo ávido de grupos preocupados por mejorar su alimentación, salud y el ambiente, ante una evidente situación de relocalización alimentaria. Son alternativas que demuestran desconfianza en el sistema de mercado, pero que tienen capacidad de respuesta, conocimiento y apoyo técnico; en el que las mujeres tienen un papel central. Un efecto cualitativo de gran importancia es la construcción del tejido social en un contexto local y regional; estas relaciones pueden conformar una identidad local, en relación con la producción de alimentos y los ecosistemas. Los grupos pueden ayudar a construir las cadenas cortas de producción, distribución y consumo de alimentos para la buena nutrición.

Los mercados y tianguis orgánicos son un movimiento urbano que por ahora beneficia a muy pocos productores campesinos; responde mas a un estilo de vida de la clase media que consume lo sano y lo natural, hacen un consumo cultural de productos. Los productores no cuentan con acceso a créditos o es limitado, dependen del salario; su identidad es de clase, tienen capacidad de respuesta, como la construcción de redes sociales, acceso técnico. Tienen una relación limitada a ecosistemas,-lotes pequeños, terrazas, techos, azoteas, macetas, balcones- aunque con potencial desconocido. Debido a su buena calidad técnica y multidisciplinaria desarrolla con facilidad los procesos didácticos, en la producción de alimentos. Además de la difusión de sus experiencias, tal vez el paso siguiente mas importante sea la conformación de grupos de consumidores responsables solidarios, que ya empiezan a asomarse entre cafeterías y restaurantes, pero faltan las cooperativas de consumo o grupos de familias.

Entre los grupos descritos, el conocimiento de los conceptos sobre el consumo responsable no es dogmático, lo cual da libertad y seguridad a los productores para actuar; mas bien, es la práctica y sus experiencias las que van definiendo operativamente esos conceptos en cada caso. Ha sido muy importante la asesoría técnica que permea sus actividades; en todos hay grupos de técnicos y profesionales con buen nivel de preparación y con disposición de enseñar y compartir en la práctica; posiblemente éste sea el aspecto mas sólido y atractivo de las experiencias: el proceso didáctico de conocer, hacer y compartir. Similar al traspatio, la huerta o la hortaliza familiar, los técnicos y productores comparten sus conocimientos de manera alegre y generosa, con los nuevos consumidores que ahora saben que se puede ser responsable y solidario.   

Bibliografía recomendada:

Ecosta, Sociedad de Solidaridad Social: http://www.ecosta.org/

http://tianguisorganicos.org.mx/red-de-tianguis-y-mercados-2/; http://tianguisorganicos.org.mx/antecedentes/

Unión de cooperativas Tosepan titataniske  http://www.uniontosepan.org/

Red mexicana de tianguis y mercados orgánicos. http://tianguisorganicos.org.mx/

Youtube: huertos urbanos México


[1] Circulo de producción y consumo responsable, Guadalajara Jal. Red comida sana y cercana, San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Red de acción sobre plaguicidas y alternativas en México. Red mexicana de tianguis y mercadotico.

[2] Participan también estudiantes y profesionales de otras instituciones,  fundaciones y asociaciones civiles.

[3] El suplemento 66 de “La Jornada del Campo” publicó un número (16-03-2013) sobre los tianguis orgánicos.

Etiquetas: Alimentación