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Dietas asociadas con beneficios a la salud

Autor: D. en C. Fabiola Del Razo Olvera

La evidencia disponible señala que no existe una dieta ideal para todos los individuos, la prescripción de un plan de alimentación depende de los objetivos que se deseen lograr con cada persona, por lo que debe ser personalizada, involucrando todos los factores que determinan la selección de los alimentos, como los gustos, creencias religiosas, área geográfica, disponibilidad de alimentos, nivel socioeconómico, estado de salud y aspectos fisiológicos de cada persona. (1)

Las dietas que son la suma de los alimentos consumidos en un día, y  los patrones de alimentación, los cuales se definen como la cantidad, variedad o combinación de diferentes alimentos y bebidas en una dieta y la frecuencia con la que se consumen habitualmente (2), influyen en el estado de salud de los individuos, un patrón de alimentación de alta calidad puede promover la salud, lograr el adecuado aporte de nutrientes y el equilibrio energético al mismo tiempo que reduce el riesgo de enfermedades crónicas relacionadas con la dieta. (3)

Existen diversas dietas que cuentan con evidencia científica sólida y que han sido asociadas con diferentes beneficios a la salud, las cuales se describen a continuación:

Dieta Mediterránea:

Esta dieta se basa no solo en promover alimentos tradicionales de los países Euro-mediterráneos sino también promueve un respeto por el medio ambiente y la sustentabilidad, asimismo se tienen en cuenta consideraciones del estilo de vida, como realizar actividad física de manera regular, descansar lo suficiente y convivir con otras personas al preparar y compartir las comidas. No existe una definición única de dieta mediterránea, pero se caracteriza por el consumo de los siguientes alimentos: ingesta alta de aceite de oliva, frutas y verduras de diferentes colores y texturas con alto contenido de micronutrientes, ingesta moderada de cereales integrales ricos en fibra, además de pescado, lácteos bajos en grasa y semillas. (4) Se recomienda el agua natural como principal fuente de hidratación, mientras que el vino era permitido con moderación solo durante las comidas, ahora se sabe que no es un elemento indispensable para conferir los beneficios asociados a la dieta mediterránea. Las carnes rojas y procesadas se consumen con menor frecuencia y en porciones pequeñas, las leguminosas también constituyen una fuente de proteínas vegetales. (5) La ingesta total de lípidos puede ser alta (³ 40% de la ingesta energética total, como en Grecia) o moderada (30% de la ingesta energética total, como en Italia); sin embargo, en todos los casos, el contenido de ácidos grasos monoinsaturados (MUFA) y polinsaturados (PUFA) es mayor al de ácidos grasos saturados, debido al alto contenido de MUFA del aceite de oliva, que se usa en abundancia. (6)

En diferentes estudios observacionales se han reportado asociaciones entre una mayor adherencia a la dieta mediterránea y una menor incidencia y mortalidad por enfermedades cardiovasculares (ECV) incluyendo enfermedad coronaria, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular. (7,8,) En un meta-análisis de ensayos clínicos incluido el estudio PREDIMED, una dieta mediterránea redujo el riesgo de accidente cerebrovascular en comparación con una dieta baja en grasas (HR 0.6 IC 95% 0.45 a 0.80), pero no disminuyó la incidencia de mortalidad global.(9) La dieta mediterránea también ha sido asociada en estudios de cohorte con una menor incidencia de enfermedad de Parkinson, enfermedad de Alzheimer y cánceres, incluidos los cánceres colorrectal, de próstata, orofaríngeo y de mama (10-12). De igual manera se ha reportado que la dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva extra virgen puede proteger contra la retinopatía diabética, aunque no contra la nefropatía diabética. (13) Esta dieta, aparte de sus reconocidos beneficios mencionados previamente, está en investigación su asociación con la inmunidad, las enfermedades alérgicas, los trastornos mentales como la depresión e incluso la calidad de vida. Por lo que la adopción de este patrón de dieta en el estilo de vida aporta múltiples beneficios a la salud.

Dieta DASH:

El patrón dietético para detener la hipertensión (DASH), que enfatiza el consumo de frutas, verduras, productos lácteos sin grasa / bajos en grasa, granos integrales, nueces y leguminosas, y limita la grasa total especialmente la saturada, el colesterol, las carnes rojas y procesadas, los dulces, azúcares añadidos y bebidas endulzadas con azúcar, ha demostrado con éxito, un efecto reductor de la presión arterial, clínicamente significativo. (14)  En comparación con una dieta para reducción de peso que enfatiza la elección de alimentos saludables, la dieta DASH mostró una mejoría superior en cuanto a concentraciones de triglicéridos en sangre, presión arterial, y glucosa de ayuno, incluso después de ajustar pérdida de peso. (15) La dieta DASH se compone de tres a cinco porciones de fruta, cuatro a cinco porciones de verduras, dos a tres porciones de productos lácteos bajos en grasa por día y <25 por ciento de ingesta dietética de grasas.

En el ensayo “DASH” que evaluó la combinación de dieta baja en sodio (<2300 mg) y patrón de alimentación DASH se reportó una disminución adicional de la presión arterial, comparable a la observada con agentes antihipertensivos (16).  La dieta DASH también se ha asociado con un menor riesgo de, cáncer colorrectal, mortalidad prematura y gota (en hombres) (17, 18). Además, en estudios de cohortes prospectivos, se ha relacionado con una disminución de la incidencia de enfermedad cardiovascular (RR, 0,80 (IC 95% 0,76-0,85)), enfermedad coronaria (RR 0,79 (IC 95% 0,71-0,88)), accidente cerebrovascular (RR 0,81 (IC 95% 0,72-0,92)) y diabetes (RR0,82 (IC 95% 0,74 – 0,92)). (19)

La evidencia actual permite concluir que el patrón dietético DASH se asocia con una menor incidencia de enfermedad cardiovascular y mejora la presión arterial con evidencia de otras ventajas cardiometabólicas en personas con y sin diabetes.

Dieta vegetariana:

Según la definición más estricta, una dieta vegetariana se compone principalmente de cereales, frutas, verduras, leguminosas y semillas; Los alimentos de origen animal, incluida la leche, los productos lácteos y los huevos, generalmente están excluidos, sin embargo, existen variaciones de este patrón de alimentación donde los productos de origen animal pueden incluirse. (20)

Una clasificación de esta dieta puede ser como la siguiente:

  • Macrobiótica: Se incluyen verduras, frutas, leguminosas y algas marianas, además se enfatiza el consumo de granos integrales y se recomiendan productos cultivados localmente. Los alimentos de origen animal son limitados a carnes blancas o pescado y pueden consumirse dos veces a la semana.
  • Semi-vegetariano: La carne se incluye ocasionalmente en la dieta y principalmente se consume pollo y pescado.
  • Lacto-ovovegetarianos: Se permite leche, huevos y productos lácteos, pero no se consume carne.
  • Vegano: Todos los productos de origen animal, incluidos los huevos, la leche y los productos lácteos, están excluidos de la dieta. También se evitan los alimentos procesados ​​o no cultivados orgánicamente.

Es difícil separar los efectos a largo plazo de una dieta vegetariana, provocados sólo por los alimentos, ya que estos patrones de alimentación generalmente se combinan con otros componentes del estilo de vida, como practicar ejercicio de manera regular, evitar el tabaco y el alcohol y se promueve un descanso adecuado. Aunque los estudios observacionales sugieren que el consumo de una dieta vegetariana se asocia con una menor incidencia de obesidad, cardiopatía coronaria, hipertensión, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer (21,22). Los resultados de los ensayos aleatorizados han encontrado un impacto benéfico de las dietas vegetarianas en varios factores de riesgo cardiovascular (23).

Los efectos de una dieta vegetariana deben juzgarse según el tipo, la cantidad y la variedad de nutrientes que se consumen. Los veganos, que normalmente excluyen los productos lácteos de su dieta, pueden tener una densidad mineral ósea baja y un mayor riesgo de fracturas debido a una ingesta inadecuada de calcio (24). Los pacientes con una dieta vegetariana que excluyen por completo los productos de origen animal también pueden tener una ingesta inadecuada de vitamina B12 y por lo tanto requerir suplementación de este micronutriente.

Dietas bajas en Grasas:

En múltiples estudios observacionales y ensayos clínicos aleatorizados, se ha descrito que más que la cantidad total de grasa consumida, lo que parece estar relacionado con las alteraciones metabólicas, es el tipo de grasa que se ingiere. El consumo de ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) favorece el control de la presión arterial, la coagulación, la función endotelial y la resistencia a la insulina, teniendo efectos favorables en la prevención y tratamiento de alteraciones metabólicas.  En cuanto a los ácidos grasos monoinsaturados (MUFA), mejoran la sensibilidad a la insulina y han demostrado disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular. (25- 27)

Cuando se comparan dietas bajas en carbohidratos con dietas bajas en grasa se genera discusión, ya que algunos estudios encuentran que ambas dietas son comparables en cuanto a la reducción de la resistencia a la insulina, la pérdida de peso y el riesgo cardiovascular, con mínimas diferencias a favor de las dietas bajas en carbohidratos respecto a la reducción de triglicéridos y aumento del colesterol HDL. (28)

Respecto al consumo de colesterol dietario, aunque las Guías Alimentarias para los estadounidenses, desde su versión publicada en el 2015 ya no recomiendan limitar el consumo diario de colesterol a 300 mg o menos, sugieren mantener un patrón de alimentación saludable en general y consumir la menor cantidad posible de colesterol en la dieta. (29)

Dietas bajas en hidratos de carbono:

La definición de una dieta baja en hidratos de carbono varía en función del porcentaje que se cubre de la energía diaria total a través de este macronutriente.

Una dieta con restricción de hidratos de carbono (HC) se define como la ingesta de los mismos, por debajo del límite inferior recomendable para adultos sanos (45-65%). (30) una dieta moderada en HC se define como 26 a 44% de hidratos de carbono (130-225 gramos) de la energía total en un día, teniendo como referencia una dieta de 2000 kcal. /día.  Un aporte del 25% (50-130) se establece como dieta baja en HC y una dieta muy baja en HC como 10% del valor calórico total de la dieta, como puede ser el caso de la dieta cetogénica.

Las dietas bajas y moderadas en carbohidratos pueden ser moderadas o altas en grasas o proteínas y no necesariamente cetogénicas, permiten el consumo de alimentos que son componentes de patrones dietéticos asociados a cardioprotección, como las verduras, frutas, cereales integrales, semillas y leguminosas, alimentos que son fuentes de fibra, magnesio, vitaminas B y compuestos bioactivos como los polifenoles, el consumo de estos alimentos, como ya se ha mencionado, se ha asociado con menor riesgo de dislipidemias, enfermedad cardiovascular aterosclerótica e incidencia de diabetes tipo 2. (31)

Las dietas restringidas en HC tienen efectos significativos sobre los factores que influyen en el gasto y la ingesta de energía, por lo tanto, en el peso corporal. Se ha demostrado que la sustitución de HC con grasa, resulta en un mayor gasto de energía promoviendo la pérdida de peso, además de una reducción del apetito y el hambre, posiblemente por cambios en las hormonas gastrointestinales. (32)

Las dietas hipocalóricas bajas y muy bajas en carbohidratos a corto plazo (6 meses) pueden resultar en una mayor pérdida de peso que las dietas hipocalóricas altas en HC bajas en grasa, sin embargo, son difíciles de mantener por periodos largos de tiempo, lo que no las hace superiores para la pérdida de peso en comparación con los patrones de alimentación que permiten una mayor cantidad de carbohidratos.  (33) Tres estudios observacionales, han demostrado que una ingesta muy baja de HC se asocia con un aumento de la mortalidad por todas las causas.

Los estudios también demuestran que el cumplimiento de la restricción severa de HC de las dietas muy bajas en este macronutriente es un desafío y tiene el potencial de causar efectos adversos. Las dietas muy bajas en HC y altas en grasa no están alineadas con las recomendaciones nutricionales de diferentes organizaciones, restringen severamente o eliminan los alimentos asociados con los beneficios cardioprotectores y fomentan una alta ingesta de alimentos conocidos por aumentar el riesgo de ASCVD. (34)

Dietas asiáticas tradicionales:

La dieta tradicional coreana se compone de arroz y otros cereales integrales, alimentos fermentados, vegetales marinos y terrestres autóctonos, proteínas principalmente vegetales y pescado en lugar de carnes rojas, hacen uso de hierbas y especias como el ajo, cebollas verdes, jengibre y sésamo.  Las comidas generalmente consisten en varios platos con porciones pequeñas de alimentos de temporada que se cocinan en casa. A diferencia de la dieta occidental, la dieta tradicional coreana no incluye alimentos fritos. (35)

Los datos de estudios epidemiológicos reportan un riesgo reducido de: síndrome metabólico (OR: 0,77; IC del 95%: 0,60-0,99), obesidad: (OR: 0,72; IC del 95%: 0,55-0,95), hipertensión (OR: 0,74; 95% IC: 0,57-0,98) e hipertrigliceridemia (OR: 0,76; IC del 95%: 0,59-0,99) entre las personas que siguen patrones dietéticos tradicionales coreanos. Además, se ha observado que esta diete influye favorablemente en la composición corporal y el control glucémico (HbA1c -0.72% p=0.003). (36)

Conclusiones:

La evidencia sugiere dar prioridad a promover el aumento del consumo de vegetales, frutas, nueces, leguminosas, pescado, aceites vegetales, yogurt y disminuir el consumo de cereales no integrales además de limitar el consumo de carne roja sobre todo procesada como los embutidos en los que se utiliza sodio para su conservación. Evitar cereales refinados, azúcares añadidos, sal y grasas trans.

Es indispensable que se inviertan recursos en materia de nutrición, a nivel global y nacional, con nuevas tecnologías, investigación, (abriendo paso a nuevas áreas, como la nutrición de precisión), estrategias políticas, estrategias económicas y en diferentes lugares: hogares, escuelas, lugares de trabajo entre otros. Lo anterior con el objetivo de reducir la carga de enfermedad relacionada a la dieta, factor de comportamiento altamente modificable.

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